El mito cuenta que Sísifo fue condenado por los dioses a subir a la cima de una montaña una y otra vez acarreando la misma piedra. Cada vez que Sísifo alcanzaba la cima, el ciclo se reiniciaba. La obra consistía en una serie compuesta por 24 piezas y fue mi primer muestra individual: Sísifo 24/n en el Centro Cultural Recoleta, en 2011 . Las piezas estaban dispuestas a la manera de una cuadrícula que se expandía en una sola pared. El procedimiento para realizar las obras consistió en la elaboración de una primera pieza que fue copiada una y otra vez. Cada obra estaba pintada con témpera sobre papel, cada ejemplar era único y, al mismo tiempo, copia de su predecesor. Los desfasajes fueron múltiples; a lo largo de la serie pude ver cómo la imagen fue mutando – la línea se volvió más sinuosa, las formas crecieron -. La obra buscaba plantear la posibilidad de una obra infinita y cambiante y al mismo tiempo preguntarse por qué pintar, o bien, por qué hacer.