Sobre el movimiento

En 2017 viví un mes en el pueblo de Johnson, Vermont. Tres veces a la semana iba a dibujar a Scott, el modelo vivo de la residencia. No había hecho dibujos a partir de un modelo desde mi primeros años en el IUNA. A veces le pedía que hiciera movimientos específicos, a veces dejaba que él se moviera cómo se le antojara. Lo que más me gustaba era dibujarlo mientras se movía. A veces se quedaba quieto como buen modelo a pedido de otra artista que también disfrutaba de dibujarlo. Scott era un señor mayor y tenía algunas dificultades para moverse. No se le podía pedir cualquier cosa pero él se inventaba unas poses muy exigidas. Mostré esos dibujos a pocas personas, en todas vi cierto desconcierto. ¿Quién dibuja a un modelo hoy en día? ¿Cómo hacer para disfrazar esos dibujos de arte contemporáneo? Ayer monté 6 de esos dibujos a media cuadra de mi casa, en la tienda-casa-taller de Marcia Larrubia, que generosamente los acojió. Los que vivan cerca podrán verlos al caminar por la calle Montañeses 1900. Los que no, tendrán que mantener los usos y costumbres actuales y verlos en la vasta virtualidad que nos rodea. 



Solsticio de Invierno

Anteayer fue el solsticio de invierno y ayer el día del padre. Papá solía mencionarme los solsticios, no recuerdo en relación a qué. Era arquitecto y los solsticios parecían interesarle. Esta mañana cuando salí a correr pensé que quizás podría comenzar algo nuevo para mí y decidí ir mirando el cielo, para ver si algo de ese solsticio tenía incidencia en mi recorrido (suelo correr mirando el horizonte o simplemente el suelo para no pisar mierda). Hoy, rápidamente cambié el camino que suelo hacer y pude ver al gallo que vive en el campo de golf y que hasta ahora sólo había escuchado cantar temprano antes de que salga el sol. El gallo es bellísimo: enteramente blanco con su cresta rojo bermellón.

Ayer, buscando hojas para que dibuje Uli, encontré unos bocetos para la tapa de la serie de litografías “Sâo Pablo - Pablo Sâo” junto con otros dibujos más (que no tienen relación a nada que recuerde tampoco). Esta mañana mientras corría recordé lo difícil que fue hacer ejercicio los tres meses que estuve en San Pablo. Vivía en Sé, en el centro de la ciudad, no había plazas potables para correr ni piletas decentes, me mantuve corriendo los fines de semana en el parque Ibirapuera y yendo a nadar dos veces por semana a una pileta de 15 metros, eso sí, caminaba mucho a diario y sacaba muchísimas fotos.

Así que hoy, 22 de junio, me invento que soy la nueva Inés, algo así como el nuevo Miguelito (que es una de mis tiras preferidas de Mafalda). Aunque todavía no sé qué le depara el solsticio a la nueva Inés. Ya me enteraré. 


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